Ella enseñó esta riquísima confeccion á un fondista de cierta aldea, donde la diva, de paso, se detuvo á comer.
—¿Qué quiere la señora que se le sirva?—demandó el fondista, que entusiasmado con la presencia de la cantatriz, se ocupaba en persona de aderezarle la mesa. Y añadió:
—Grato habría de serme dar su nombre al plato que eligiera.
—Pues bien, querido huésped,-dijo ella riendo,—quisiera comer un pichoncito en tres condiciones: frito, rebozado, y asado al horno.
Desde ese día hacianse peregrinaciones á la aldea para saborear en la dichosa fonda los pichoncitos á la Nevada, que en verdad es un plato delicioso: juzgadlo por su confeccion:—
Limpios y preparados los pichones, se ponen á freir en mantequilla, despues de rellenos con aceitunas, huevos duros en mitades, almen-
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