Page:Journal of American Folklore vol. 31.djvu/378

From Wikisource
Jump to navigation Jump to search
This page has been proofread, but needs to be validated.
368
Journal of American Folk-Lore.

Aunque Ricarda es celosa
y chismosa Dorotea,
todo mi amor se recrea
en verlas tan primorosas.
¿Qué diré de Inés y Rosa,
de Paulita y Anastacia?
Que son las frondas de casa.
Las miro con atención
y con mi grande pasión;
me traen loco las muchachas.

Rosita qué linda está
al lado de Maximina.
Donde mis ojos se inclinan
también veo a Trinidad;
tan bonitas como están
Francisca, Luisa y Pilar,
y la hermosa Serafina
me gusta más que un manjar.[1]

128.

Los yanquis vienen par ai,
agora, ¿qué nos jacemos?
Como no los conocemos
nos pueden atropeyai.

Ejcucha los tirolazos
muchacho, bujca la cota,
que pué vení una pelota
y rompeite el pinaso.
Anda y corre por i vaso
que te encaigó la comai,
yo me queo comprando ai may
pa no volver más al pueblo;
ejcucha lo que andan diciendo
los yanquis que vienen ai.

Pues ya del veigía se ven
cuatro baicos aproximaos;
si no son de bacalao
de gente tien que sei
yo no encuentro que jacei;
más vale que nos vayemos
poique si nosotros vemos
esa gente aquí en ai pueblo
y nos pinchan en ai medio,
agora, ¿qué nos jacemos?

Tú no ves los aimacenes
que toitos ejtan cerraos;
cuando ellos tienen cuidao
es porque los yanquis vienen.
¿No vej que los guardias tienen
ejcopeta pa peliai?
Aunque no les puen ganai
con algo tienen defensa;
como ellos no tien cuenta
nos pueden atropeyai.[2]

129.

Una muñeca vestí
porque desnuda la hallé;
me quiso dar compañero
y pronto me retiré.

Tanto me llegó a gustar
el diablo de muñequita
que le hice la visita
a su casa sin pensar;
ni la llegué a saludar,
ni los buenos días le dí;
— Señorita vengo aquí
a tomarla por esposa.
Y sin pensar otra cosa
una muñeca vestí.

Me decía: — Amigo mío,
usted es un hombre soltero,
así pido caballero
usted de mí se haga cargo.
Me quedé como letardo,
pero volví y reparé
que lo que veo en usté
se me muestra vanidosa,
y tuve que darle ropa
porque desnuda la hallé.

Fué tan grande la amistad
que llegamos a tener
que como marido y mujer
nos manejamos ya;
llegó la tranquilidad
en casa de un caballero;
yo la miro con anhelo;
el movimiento que me hacía;
quiso darme compañero
antes de los quince días.

130.

Año de mil ochocientos,
en el de cincuenta y ocho,
a veinticuatro de noviemhre
nos vino el susto a nosotros.

  1. Incomplete.
  2. See No. 79.