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Journal of American Folk-Lore.

Cordero celestial,
pan nacido en Belén,
si no te como bien
me sucederé mal.
Sois todo piedra e imán
que arrastra el corazon
de quien nos rinde
adoración.
El manjar que se da
en el sacro viril
me sabe a gustos mil,
más bien que no el maná.
Si la barriga vacía está,
al comer de este pan
la gloria eterna
le darán.
Reciba el Redentor
en un manjar sutil
el pobre, el siervo, el vil;
el esclavo y el señor
reciben su sabor
si con fé viva van;
si no, veneno
es este pan.

370

Colgado en la cruz contemplo
tu dulce y sin par bondad;
sin par magnanimidad ;
y recuerdo que del templo
echaste a los ladrones.
Son mercadores los hombres;
fuiste a la cruz vendido,
por Judas, que arrepentido,
dándote un beso te entrega,
y se ahorcó de esa manera.
¡Qué muera el traidor! da pena
contemplar tanta malicia,
y tanta audaz injusticia
que se comete en la tierra.
Tú dijiste, — Tengo sed,
Madre Mía. ¿Ves tu hijo?
Te dieron amarga hiel
y tu la bebiste fijo.
A la pobre humanidad
viniste a redimirla.
Talvez tarde se consiga
tan hermosa realidad.
Todo paz y bienandanza,
te reclamo, padre mío.
¡Ay! ¿Dónde está? Tengo frío,
al entrar en la balanza.
Yo tengo sed, como Cristo.
¿Puedo beber como él?
Apuro la amarga hiel;
en comparación soy mito.
¡Ay, Jesus! Cuando te hieren
ese divino costado,
¿porqué no te has levantado
diciendo, — ¡Asesino muere!
No, mi Dios, ten compasión,
si desborda tu venganza.
Y si entro en la balanza,
¿Do está la compensación?
Viniste a redimir
a los hombres con tu ejemplo.
La campana toca a muerto,
pero yo deseo vivir.
Te suplico larga vida,
vano es mi proceder,
pero yo quisiera ver
la humanidad redimida.
Son ensueños de poeta,
que sea quimera está bien,
pero tú puedes ejercer
la metamorfosis ésta.
Tú puedes en un momento
quitarle la luz al sol,
y dejas mudo al cañon
que lanza su ruido al viento.
Tu poder incomparable,
y tu bondad es excelsa.
Toda la naturaleza
se muda y es inmutable.
En el calvario, mi Dios,
fué el esclavo redimido;
fué desde entonces seguido
el plan de la redención.
¿Porqué el ímpetu salvaje,
tan abusivo del hombre,
quiere poner mancha en donde
lo salvaste del naufrago?
Deja seguir, ¡oh Jesús!
hasta el finar de los mundos.
Necio el hombre que iracundo
quisiere apagar la luz.


370. This is probably a modern learned prayer.